Ya sean agudos agudos (lesiones puntuales) o por sobrecarga repetitiva; debido a actividades de la vida diaria, laborales, deportivas o sin una causa concreta. La fisioterapia es la primera opción terapéutica en la mayoría de situaciones y consiste en la valoración del problema y su abordaje basado en técnicas manuales, modificación de actividades y/o el ejercicio terapéutico. Para recuperar el movimiento hay que hacer movimiento.
Las articulaciones son las zonas corporales en las que dos o más huesos diferentes tienen contacto, de forma que se pueda producir movimiento entre ellos.
Para facilitar este movimiento tenemos el cartílago articular que está lubricado por el líquido sinovial y ligamentos que estabilizan la articulación de forma que se pueda mover en la dirección adecuada.
Cuando estas articulaciones no funcionan correctamente aparecen dolores de tipo inflamatorio y limitaciones para realizar actividades de la vida diaria, laboral o deportiva.
La terapia manual ofrece diferentes enfoques para mejorar los síntomas y la movilidad, mientras que el ejercicio devuleve la capacidad funcional.
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Los nervios transmiten estímulos de un punto a a otro. Se pueden comparar con cables, que comunican al Sistema Nervioso Central con el resto del cuerpo.
Principalmente se encargan de enviar señales de acción a los músculos y de recoger la sensibilidad de los diferentes tejidos.
Por eso cuando se lesionan aparecen síntomas extraños como hormigueos, ardor, sensación eléctrica, pérdida de sensibilidad, debilidad o incluso parálisis de un gesto concreto. Depende mucho del nervio afectado y de la gravedad de la lesión.
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La función de los tendones es transmitir la fuerza generada por los músculos hasta las articulaciones para producir movimiento.
Hay ciertas situaciones en las que no son capaces de asumir la carga que recae sobre ellos, haciendo que poco a poco su estructura se vaya deteriorando y con el paso de tiempo van produciendo dolor. En ocasiones pueden sufrir roturas de forma aguda.
También se les llama habitualmente «tendinitis» o «tendinosis».
Los tratamientos pasivos pueden mejorar los síntomas, pero para recuperar la estructura y funcionalidad del tendón es imprescindible un programa de carga con ejercicio.
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Los músculos están compuestos por fibras. Estas pueden lesionarse por sobreesfuerzos, dando lugar a microroturas como las conocidas «agujetas».
También por movimientos bruscos a los que no están acostumbrados o por golpes externos se pueden producir roturas que pueden ser parciales o totales.
El tipo de rotura, el músculo en el que sucede y su ubicación dentro del propio músculo determina su tratamiento y su pronóstico, que puede variar desde unos días a varios meses.