Después de una intervención quirúrgica del sistema músculo-esquelético la rehabilitación es crucial en cualquier proceso de recuperación posterior (y previo) para aliviar el dolor y alcanzar un nivel funcional adecuado.
En los últimos años los estudios están demostrando que el estado inicial cuando alguien se somete a una intervención quirúrgica determina en gran medida el resultado de la cirugía y los tiempos de recuperación.
Es decir, entrar a quirófano con los deberes hechos y habiendo alcanzado una buena condición física hace que la rehabilitación posterior sea más rápida y satisfactoria.
Esto es especialmente importante en caso de personas mayores o personas que sufren largos tiempos de espera para ser intervenidas.
En primer lugar, se deben controlar los niveles de dolor e inflamación a consecuencia de la cirugía. Para ello empleamos técnicas manuales, aplicación de vendajes para controlar el edema y movilizaciones de la zona intervenida.
Poco a poco se incluyen movimientos activos a baja carga en camilla, progresando hasta ejercicios en carga. Siempre respetando los tiempos de curación y con permiso del cirujano.
Finalmente el proceso se orienta hacia aquellas actividades de la vida diaria o deportiva que se quieran alcanzar. Una persona que necesita correr y saltar no puede acabar la rehabilitación solamente andando, hay que conseguir que salte y corra.
El proceso rehabilitador debería comenzar lo antes posible. No hay una norma que determine a partir de qué día o semana se debería empezar la fisioterapia.
Algunos casos requieren cautela por la naturaleza de la intervención, pero eso no quiere decir que la rehabilitación esté contraindicada. Existen estrategias que se pueden usar en los primeros días para mejorar sin manipular la zona afectada.
¡Incluso con inmovilización o escayola!