¿Sufres dolores todos los días o sientes que te cuesta moverte?
¿Has dejado de hacer las cosas que te gustaban?
¿Llevas mucho tiempo así y no encuentras una explicación para lo que te ocurre?
Es hora de cambiar eso.
El dolor crónico (también llamado dolor persistente) es el síntoma convertido en la enfermedad.
Normalmente la función del dolor es la protección del cuerpo. Cuando nos duele una región corporal evitamos ciertas actividades o movimientos mientras se produce la curación o para evitar hacernos daño. ¡El dolor agudo es necesario!
El problema es que este sistema de alarma puede fallar y el dolor agudo cronifica. No sólo deja de protegernos sino que provoca mucho sufrimiento a quién lo padece.
Las personas que sufen dolor crónico ven como poco a poco el dolor se apodera de su vida. Dejan de hacer actividades de ocio o incluso el trabajo por el dolor intenso que les provoca.
Además, no hay una explicación clara del problema y es muy difícil aliviarlo. Esta falta de control lleva a la desesperación por encontrar una solución.
Acostumbrarse a vivir con dolor no es la solución.
Fuente: Freepik
Se puede manifestar de muchas formas pero hay características que ayudan a reconocerlo:
También se asocia con otros problemas como migrañas, bruxismo, latigazo cervical, síndrome de fatiga crónica, síndrome de colon irritable, fibromialgia, síndrome de piernas inquietas, sensibilidad química múltiple, ansiedad o depresión.
Es duro no encontrar respuestas, ¿Verdad? Por eso es importante aprender cómo funcional el dolor y sus mecanismos. Y más importante todavía: desaprender aquellas cosas que perpetúan el poblema.
Lo que pensamos sobre nuestro cuerpo y nuestra forma de afrontarlo influye directamente en cómo lo sentimos.
En el dolor crónico, nuestro sistema nervioso cambia de forma que se vuelve hipersensible a ciertos estímulos. El cuerpo pasa a prestar más atención de la debida a aquellas cosas que duelen y pierde la capacidad de atender a las cosas placenteras. La buena noticia es que esto se puede revertir.
El siguente paso es, de forma planificada, volver a realizar aquellas actividades que antes eran imposibles: deporte, hobbies, acciones cotidianas, etc.
Marcamos objetivos personales y mediante un programa de ejercicio adaptado a cada persona vamos alcanzando esas metas.
No se trata de esperar a que el dolor se vaya para volver a hacer las cosas que nos gustan, sino al revés.
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